Una azotea muy cachonda

   ¿No os da mucha rabia cuando se os mete una canción en la cabeza y no hay manera de que salga? Pues a mí me pasa continuamente y lo odio con todas mis fuerzas. Porque además la mayoría de las veces no es que con ello pueda deleitar una y otra vez mi ultimo vicio musical, sino que suele ser una canción de estas pegadizas y vomitivas que escuchas de refilón y, con infinita mala suerte, se te encasquillan irremediablemente en la cabeza. Pero no queda ahí la cosa. Como no podía ser de otra forma, esta horrible tortura a la que me somete mi cerebro de vez en cuando también tiene su versión opositoril.

   ¿Para vosotros no hay frases en la ley "especialmente placenteras"? Es decir, que se quedan muy bien porque son armoniosas. Para mi mente opositoril son un verdadero flechazo pasional. Y cual quinceañer@ enamorad@ que mentalmente revisualiza a su platónica media naranja, mi cerebrito recorre una y otra vez esas letritas que son música celestial.

   O lo serán para él, ¡porque a mí me tienen frita! Seguro (porque os tengo, amigos opolectores, en alta estima y por personas eminentemente cuerdas) que no sabéis (a Dios gracias) lo que es pasarse HORAS (incluso los sagrados sábados) con un runrún como estos:

• Encaminados a atender las necesidades ordinarias de la familia encomendadas a su cuidado.
• Previo pronóstico individualizado y favorable de reinserción social.
• Promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas.
• Siempre que concurran las condiciones esenciales para su validez.
• Sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
• Salvo que en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de contravención.
• Con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad. Estas concretas once palabras de la muerte (las prefes de mi adorable cerebrito) me han llegado a machacar día y noche, siendo lo último que escucho antes de dormir y lo primero que acompaña a los pajaritos que suenan en la "melodía" del despertador del móvil.

   Probablemente (a Dios gracias, de nuevo) no hayáis experimentado nada de esto y ahora mismo estéis intentando contactar con el MF para, como buen hijo de vecino, proceder conforme al art. 757.3 de la LEC. ¡Pero esperad un segundo! Que no llegue la sangre al río: tengo que reconocer que ya no me pasa tanto como antes, como cuando empecé con la opo. Al principio me traía el tema un pelín preocupadilla, sobre todo siendo consciente de cómo "se ha quedado", tras opositar, algún que otro profesor que tuve (no consiguió la plaza pero sí una mochila que venía de oferta con la opo y que incluía múltiples tics, silencios inopinados y arrebatos "articuleriles"). Realmente pensaba que mi mente había dicho: ¡hasta aquí hemos llegado O.V.! Pero he sido más cabezota que ella y aquí andamos todavía jejeje.

   En fin, que estoy fatal de la azotea, que hasta converso con mi cerebro como veis... lo de repetir artículos mentalmente cual canción del verano casi que es lo de menos jajajaja.

¡Un abrazo compañer@s!