Hoy toca un lujo dulce. Y tanto. Es muy del estilo de los pastelitos árabes, que me encantan (en pequeñas dosis). No los conocía, me he topado con ellos por casualidad, y los he llamado "ñones".
No sólo están buenísimos, sino que son muy "ecomodernos" pues se hacen con los sobrantes de las pastelerías (bizcochos, tartas, masas), lo cual se enriquece con pasas, almendras, miel... Pero sobre todo queda en el paladar por el característico regusto a matalahúva. Sabor éste que enraiza con mi infancia, con el pan de higo casero, las navidades, los pasteles de mi abuela, las tortas del pueblo...
Para ser un dulce tan pesado (porque llena muchísimo) se acabaron en un plis-plas. Los compré para desayunar así deprisa y corriendo. Andando por la calle me comí dos trozos de los seis que venían y parecía que me había comido una vaca. Los traje a casa y después del almuerzo ya no quedaban. Menos mal que me di prisa en hacer la foto jaja.
Os iré trayendo más descubrimientos golosos ^^
Un abrazo compañerxs.
:OOOOO dónde?cuándo? por qué no lo he probado yo ya?! madre mía qué buena pinta!!!!! los tengo que buscar en mi ciudad a la de ya :)
ResponderEliminarJajajaja no hace falta que los busques! Ya te los mando yo por correo cuando tú quieras bonita. Te incluyo también un variadillo de infus de las millones que tengo y te tomas la merienda a mi salud. (Seguro que se me acabarían ocurriendo más cosas que mandarte de paso jaja). Un abrazo!!!
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