sábado, 14 de febrero de 2015

La excepción que confirma la regla

   El día libre siempre ha sido sagrado. Al principio me costaba esa ruptura radical entre el estudio y el ocio: los temas que tenía que llevar para la clase siguiente a veces se infiltraban, haciendo acto de presencia, mientras daba un paseo, tomaba una cerveza o estaba tirada en el sofá. Pronto, si bien, aprendieron a quedarse arrinconados y silenciosos hasta la mañana del día siguiente, cuando retomase mis cánticos opositoriles. 

   Muestra de esa radical separación es también el misterioso fenómeno del campo de fuerza. He constatado que cuando el viernes finalmente me levanto triunfal de mi escritorio, libre como los pájaros, comienza a forjarse una barrera espacio-temporal en torno a la puerta del opozulo. Desde ese preciso instante esa estancia de mi casa resulta engullida en una dimensión paralera y su puerta se mantiene infranqueable. Pobre de mí como se me haya olvidado algo en tal habitáculo, la resistencia a vencer es tan extrema que el deseado objeto no podrá ser retomado hasta el domingo por la mañana. No obstante, recuerdo aquella ocasión en la que lo que quedó atrás fue el móvil. No tuve más remedio que, armándome de valor y fuerza bruta, entrar el sábado en el opozulo. Escalofríos, urticaria y vómitos súbitos, así todo junto. Nunca más intenté atravesar el campo de fuerza.

   Reconozco estar bastante orgullosa de esa estricta división oposición-diversión. Creo que sólo así el día libre me es realmente de recarga de pilas, permitiéndome sobrellevar esta "tortura" con cierta alegría. Véase el ejemplo: boda un sábado por la tarde, ¿ahora qué pasa? ¿Cómo te organizas OV? Pues, en esos casos, no he tenido más remedio que desglosar el día de descanso en tarde de sábado y mañana de domingo. Caca de la vaca. Al final ni estudio bien la mañana del sábado ni la tarde del domingo; ni despejarme, ni hablemos de descansar... y a arrastrarme toda la semana siguiente hasta llegar, con la lengua fuera, al siguiente y bendito sábado.

   Así que me aferro ferozmente a mi merecido "día de oro" y cualquier plan que implique saltármelo o modificar el sistema queda rechazado de plano.

   Y ahora os voy a contar lo que me pasó ayer. Bonito día improductivo donde los haya (y mira que no me distraje mucho, pero se ve que en mi opozulo a veces entran duendecillos, me mueven los temas, me desbarajustan la mesa y después me paso tres horas como un mono esquizofrénico saltando de acá para allá en busca de "mi tesoro" (tema perdido), hasta que finalmente lo encuentro traspapelado. Planning del día al garete y a salir pitando que es viernes, has quedado y llegas tarde OV, bueno pues no me peino -como siempre- y así voy más rápido (cualquier día voy a salir en babuchas por no llegar tarde... ¡ah no! que ya lo hago, se me olvidaba).

   Total lo normal de un viernes cualquiera, nada especial. ¡Ah sí! Que tienes ya la convocatoria publicada, el test dentro de poquito y cumplir con el planning semanal es impepinable. No porque tenga que darle cuentas al preparador (que también) sino porque me he comprometido conmigo misma y no puedo dejar ni un solo tema atrás. Ya no. 

   Así que mientras me dirigía a mi cita me iba sintiendo cada vez peor, no había hecho ni la mitad de lo que tenía pensado ayer, ¡no podía ser! Y me puse a pensar en los planes de hoy: paseito familiar, tapitas en tal sitio al mediodía, ¿y por la tarde? Sofaning. ¿En serio? Si después la tele es un asco, cada vez que la enciendo me pongo negra. Bueno pues te ves una peli, OV. Vale sí, eso hago. Pero... una película dura dos horas, no toda la tarde. Toda la razón, y con todo lo bien que me vendrían esas horitas extra...

   Veis por donde voy, ¿verdad? Es que no puede ser una tan inflexible. Las circunstancias son las que dan sentido a las reglas y también las que dan sentido a su excepción. Con orgullo y satisfacción puedo deciros que gracias a esas horillas extra (en todo caso fuera del opozulo) he conseguido casi acabar con los temas de ayer. Requetebien que me siento, oiga.



Un abrazo compañerxs.




10 comentarios:

  1. ¡¡Hola OV!!

    A mí me cuesta mucho desconectar y se me hace muy raro el día que no tengo que estudiar. De hecho, muchas veces he hecho lo mismo que tú, si no llevo bien lo que tengo que estudiar esa semana me digo a mí misma frase tipo.. "si cada día aguantas unas 8 horas, por 2 horitas o 3 no pasará nada" jeje

    Por otro lado, tengo que decir que me encanta mi día libre (¡como no!) e intento no pensar en la oposición durante ese día, ya que muchas veces me siento mal por estar un día entero sin estudiar y no puede serrrr jiji

    ¡¡Mucho ánimo!!

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    1. Pues de sentirse mal nada eh, que es imprescindible el descanso! Yo, ves tú, ese remordimiento no lo tengo jajaja Lo que pasa es el otro día iba fatal fatal... pero por lo general ya te digo que soy incapaz de entrar en el opozulo, escalofríos sólo de pensarlo! Cuidado con no descansar bien, no te me vayas a quemar! Que yo no me entere! Un abrazo gigante, OV.

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  2. Yo al principio tambien era muy estricta, pero luego vas viendo que es mejor la calidad que la cantidad. En ocasiones si que hago lo de cambiar el día de descanso por 2 mitades, sobretodo en verano, y la mayoria de las veces si lo aprovecho, pero creo que es cuestión de mentalizarte. desde luego si no te funciona no te obstines, cada uno es como es y necesita sus ritmos, asi que ánimo!!

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    1. Claro, cada uno es un mundo y le va bien una cosa. Conócete y vencerás ;) Un abrazo guapa!

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  3. jajajajaja. Autoconversaciones con una misma. Siempre me pregunto si cuando aprobemos nos quedarán ese tipo de secuelas, porque yo me monto cada diálogo con mi alter ego...jajaja. En fin, que yo también soy de las tuyas, que hay veces que el día de descanso no queda más remedio que apechugar un pelín...todo sea por nuestra causa :)

    Un besote!!! y duro con el final de la semana!

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    1. Lo de las autoconversaciones mucho me temo que quedarán jajaja si fuera sólo eso... dónde hay que firmar?! Jajaja Mucho ánimo también para ti pequeña :) Por supuesto un abrazo!

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  4. Uy yo en la carrera llevaba muy mal lo de desconectar. Me sentía fatal hasta si un día por cualquier circunstancia no cumplía con todas las horas de estudio que me marcaba. Que dramas!
    Con el tiempo y con tantas cosas que me llevan pasado me he dado cuenta de de que no hay que hacer un drama por unas horas o incluso un día que se pierda. Que si un día por cualquier circunstancia no puedes alcanzar tus objetivos no hay que cogerse un berrinche. Si Dios quiere habrá más días para poder recuperar esas horas y además probablemente te encuentres con fuerzas renovadas y más despejado para continuar :)
    Te mando un superabrazo y mucho ánimo!!

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    1. Tienes toda la razón, hay que ser indulgente con una y saber apretarse las tuercas también cuando toca. Te mando un abrazo inmenso lleno de energía para comerte el finde!

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  5. Mucho ánimo a conseguir relajarte. Yo lo consigo sólo cuando vuelvo a mi casa, aquí tengo muchas horas de "ni estudio ni descanso"

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    1. Esas horas son lo peor verdad? Te acabo de cotillear jijiji Ánimo! Un abrazo, OV.

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