Tengo que confesar que esta entrada la escribí hace ya casi un mes. Me había olvidado completamente de ella. Pero como ahora vuelvo a suscribir lo dicho entonces, os la cuelgo ^^
Hace unos días estaba yo, como de costumbre, en mi opozulo. Levanto la vista del tema de turno y veo a través de la ventana que ha empezado a llover. ¡Ha empezado a llover! ¡Por fin! El verano va dando paso al otoño y ésta es la prueba irrefutable. Me puse eufórica. Me levanté de los temas, abrí la ventana y el olor a lluvia inundó el cuarto. Ahí me quede plantada en la ventana. El sonido cada vez se hizo más fuerte, la lluvia no daba tregua y pronto ni siquiera se escuchaban los coches al pasar, sólo la lluvia arreciando.
Pude estar como cinco minutos del reloj ensimismada, recreándome en la blanquina e inclinada manta de agua que caía, en el olor a húmedo, en el frescor del aire limpio y en el requiqueteo de las gotas sobre la acera y los coches aparcados. Disfruté como una enana. Sin embargo, al poco empezó a amainar y me dio mucha rabia. Yo quería que tronara, relampagueara y el viento se volviera un huracán que maltratara ventanas y árboles. Que se fuera la luz y tuviera que estudiar con velas. La lluvia, las velas, mi opo y yo. Más romántico imposible.
Querida y ansiada tormenta, aún no te has pasado a visitarme. Te estoy esperando, ven pronto. Con amor, OV.
PorCierto: Le comenté a mi RCB lo de que me estaba encantado que lloviera en septiembre (igual que me encanta un día de sol en enero) y que ojalá lloviera más y más fuerte. Sus palabras literales fueron: OV, te "gusta" estudiar y te gusta la lluvia, eres la antipersona.
Un abrazo compañerxs.