(Enlace del vídeo aquí)
Este vídeo me lo enseñó el otro día mi madre y resulta ser un extracto del discurso de graduación que ofreció David Foster Wallace en 2005 en el Kenyon College. Trágicamente Wallace se suicidó en septiembre de 2008, lo cual no me deja de ser llamativo tras ver la forma de ver la vida que tenía este hombre. O quizá sí sea totalmente acorde con el vídeo ahora que lo pienso, quizás era demasiado "conscious" de todo general y no acababa de gustarle lo que veía. En todo caso, creo que el mensaje del vídeo es altamente aprovechable.
Parte de una profunda crítica social, al modelo laboral actual y, en definitiva, al modo de vida occidental. De su diagnosis se revela una virulenta enfermedad que azota a un gran número de individuos que componen no sólo la sociedad norteamericana sino la población mundial: la automatización y alienación del ser humano y, por ende, la pérdida de libertad. Quizás exista una apariencia de libertad, pero ¿somos realmente libres? A modo ejemplificativo: ¿trabajamos para vivir o vivimos para trabajar?
Ahora bien, a pesar del profundo análisis que efectúa Wallace las respuestas que ofrece se me antojan "escasas", al menos si se compara con la terrible realidad que dibuja. Es decir, se limita a ofrecer una solución conformista en el plano macro, puesto que no aboga realmente por un cambio social. Sin embargo, si nos centramos en el plano meramente individual, su respuesta es mucho más profunda de lo que da tiempo a explicar en el vídeo. A mi parecer, enlaza con la idea de la sugestión o el aún tremendamente desconocido poder de la mente. Nuestra cabecita, o al menos tal y como yo lo veo, no sólo es capaz de modificarnos a nosotros mismos, en nuestra configuración psíquica y física, sino que puede alcanzar a influir en nuestro entorno generando la realidad misma.
Huyendo de trascendentalismos (que creo que me estoy enfangando demasiado para lo que pretendía en esta entrada...), el vídeo es un baño de humildad que nos resta importancia, relativiza nuestros problemas y nos encuadra en un contexto en el que no somos más que una mísera mota en un universo inabarcable. No hemos venido aquí a sufrir, hemos tenido la suerte de nacer, y no sólo de nacer, si no de seguir viviendo aun. Ese privilegio hay que aprovecharlo día a día, sin perder el norte: vivimos de prestado y mañana podría cerrarse el chiringuito y se acabó todo.
Parte de una profunda crítica social, al modelo laboral actual y, en definitiva, al modo de vida occidental. De su diagnosis se revela una virulenta enfermedad que azota a un gran número de individuos que componen no sólo la sociedad norteamericana sino la población mundial: la automatización y alienación del ser humano y, por ende, la pérdida de libertad. Quizás exista una apariencia de libertad, pero ¿somos realmente libres? A modo ejemplificativo: ¿trabajamos para vivir o vivimos para trabajar?
Ahora bien, a pesar del profundo análisis que efectúa Wallace las respuestas que ofrece se me antojan "escasas", al menos si se compara con la terrible realidad que dibuja. Es decir, se limita a ofrecer una solución conformista en el plano macro, puesto que no aboga realmente por un cambio social. Sin embargo, si nos centramos en el plano meramente individual, su respuesta es mucho más profunda de lo que da tiempo a explicar en el vídeo. A mi parecer, enlaza con la idea de la sugestión o el aún tremendamente desconocido poder de la mente. Nuestra cabecita, o al menos tal y como yo lo veo, no sólo es capaz de modificarnos a nosotros mismos, en nuestra configuración psíquica y física, sino que puede alcanzar a influir en nuestro entorno generando la realidad misma.
Huyendo de trascendentalismos (que creo que me estoy enfangando demasiado para lo que pretendía en esta entrada...), el vídeo es un baño de humildad que nos resta importancia, relativiza nuestros problemas y nos encuadra en un contexto en el que no somos más que una mísera mota en un universo inabarcable. No hemos venido aquí a sufrir, hemos tenido la suerte de nacer, y no sólo de nacer, si no de seguir viviendo aun. Ese privilegio hay que aprovecharlo día a día, sin perder el norte: vivimos de prestado y mañana podría cerrarse el chiringuito y se acabó todo.
"La verdad con mayúsculas es sobre la vida antes de la muerte,
es sobre el valor real de una verdadera educación,
que casi nada tiene que ver con el conocimiento
y tiene todo que ver con la simple consciencia (awareness)"
(David Foster Wallace)
¡Un abrazo compañer@s!