lunes, 27 de enero de 2014

Baño de Sol

   No sé cómo no ha salido antes, ¡con lo importante que es! El Sol, claro que sí. Quizás es algo que no he solido valorar demasiado, siempre omnipresente, pero ¡ay en invierno si lo hecho de menos! Por eso cuando, tras unos días de lluvia, sale el Solito y, aunque sigue haciendo frío, me calienta el cuerpo; siento como si me reconciliara con el mundo.

   Basta lo que dura un descanso entre tema y tema; el sólo hecho de sentarse al Sol, cerrar los ojos, sentir cómo me baja el ritmo cardíaco y me recorre un placentero escalofrío, es la felicidad misma hecha material. Es más, creo que la felicidad se puede llegar a sentir físicamente. Al menos, para mí eso significan esos escalofríos que me estremecen el cuerpo en momentos puntuales de paz. Bañarme de Sol es una de las formas más infalibles para sentir esa tranquilidad interior.

   También tengo que reconocer que no me canso de Sol ni siquiera en verano; ni siquiera los (no tan puntuales) días en los que verdadero fuego recorre las calles. Además, me he dado cuenta de que tardo mucho en empezar a sudar y, por otra parte, el frío es mi archienemigo. ¿Corrobora todo esto mi teoría de la "sangre caliente"? En fin, pensareis que estoy majara...  y seguramente esteis en lo cierto jajaja.


¡Un abrazo compañer@s!

Fuente: National Geographic



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